domingo, 12 de septiembre de 2010

¿SALIR O QUEDARSE EN EL CLOSET? RECOMENDACIONES PARA NO MORIR EN EL INTENTO

Gracias a Dios, el segundo programa de CONTRANATURA (sábado 11-09-10) fue otro rotundo éxito. El tema que se abordó fue “Salir o quedarse en el closet sin morir en el intento”, con la participación de Carlos Cabello, coordinador de las Tertulias de Diversidad Sexual en el estado Zulia, y nuevamente Johan León, director de la asociación civil Acción Zuliana por la Vida.



También participó vía web el pastor César Sequera, quien dirige la Iglesia de la Comunidad Metropolitana Cristo Redentor (Caracas). Ofreció muchos tips y sugerencias para aquellas personas del colectivo Lbgt (Lésbico, Gay, Bisexual y Trans) que tienen la necesidad de declararse públicamente como tales. Esta iglesia cristiana ecuménica acepta con absoluta normalidad la homosexualidad, apoya activamente a l@s miembros Lgbt, enseña que Dios nos ama a todos por igual, y que no es pecado ser homosexual.



Además, estuvo el equipo de Mestizo Producciones, que está grabando un video-documental sobre la Diversidad Sexual en Maracaibo. Los agradecimientos van a Ionesco Troconis (producción ejecutiva), Mary Perdomo (producción general), Xavier Larroque (director) y Richard Ochoa (producción de campo) por tomar en cuenta a CONTRANATURA para la realización de este material audiovisual, que muy pronto será transmitido en Venezuela y más allá de nuestras fronteras.



Para quienes no conocen el tema, “vivir en el closet” se refiere a aquellos gays y lesbianas que mantienen oculta su orientación sexual ante sus familiares, amigos y la sociedad en general. Por lo tanto, “salir del closet” o “del armario” es el paso de admitir públicamente su preferencia sexual, tal como hizo el cantante Ricky Martin el 29 de marzo de este año.



Todos los especialistas en la materia, así como los invitados al programa, coinciden que es una decisión personal, en la cual se deben evaluar varios aspectos:



1. ¿Me conviene expresar públicamente mi orientación sexual?



2. ¿Cuáles son los motivos reales que me impulsan a querer sincerar mi orientación sexual públicamente?



3. ¿Quiero salir del closet por una necesidad de paz interna, o simplemente porque “está de moda” hacerlo?



4. ¿Pondría en riesgo mi integridad física y/o mi estabilidad económica, familiar, social, etc.?



5. ¿Estoy consciente que, después de decírselo a alguien, difícilmente podré retractarme?



6. ¿Soy lo suficientemente maduro(a) para asumir públicamente mi orientación sexual?



7. ¿Me sentiré en paz conmigo mismo si salgo del armario, o estoy bien así?



8. ¿Estoy consciente que “salir del closet” es un proceso permanente de “salir, entrar, permanecer dentro y volver a salir” dependiendo de las circunstancias y del entorno? ¿Sé que no es un evento único en la vida?



Pueden surgir muchos planteamientos más, pero lo que es cierto es que nadie está obligado(a) a dar este paso importante, y cada quien debe sopesar los pro y los contra.



En lo que todos coincidimos es que mantenerse dentro del closet no debe ser utilizado para llevar una doble vida descarada, sin importar las consecuencias. Lamentablemente vemos muchos casos de hombres gays “enclosetados” con novias, e incluso esposas e hijos, pero no por amor, sino simplemente para tener una “tapa” ante la sociedad. Casos similares también se ven pero a la inversa: lesbianas “enclosetadas” con novios, esposos e hijos.



Esta situación en nada tiene que ver con la bisexualidad o la pansexualidad, ya que en estas orientaciones la persona puede sentirse a gusto con alguien que cualquier sexo, y se aconseja que el bisexual o pansexual también sea honesto(a) con su pareja de turno. Estamos hablando de gays y lesbianas enclosetados que se aprovechan de la buena fe de los demás, y tratan de llevar una vida de “heterosexuales” con personas del sexo opuesto, sin medir las nefastas consecuencias que esto puede ocasionar. A ninguna persona heterosexual le agradaría saber que fue utilizado(a) por un gay o una lesbiana para ocultar su verdadera identidad, por lo cual, todos y todas merecemos respeto.



Ahora bien, si el gay o la lesbiana ha decidido expresar públicamente su orientación (luego de haber evaluado los pro y los contra), puede comenzar a abrirse con alguien de su absoluta confianza, sea familiar o un mejor amigo(a). Sería prudente evaluar las características de esa persona, para tratar de prever su posible reacción. Por ejemplo, si esa persona siempre hace comentarios o chistes despectivos contra los homosexuales, o tiene convicciones religiosas homofóbicas muy profundas, o simplemente tiene ideas equivocadas sobre la comunidad Lgbt (“todos los maricos son promiscuos y terminan muriéndose de Sida”, por ejemplo) quizá no sea la más idónea para escuchar lo que le vas a decir. Sin embargo, las reacciones de cada quien son imprevisibles, por lo que nadie puede acertar a ciencia cierta cómo van a responder ante tu confesión.



Puede realizar previamente un ensayo como: “Luego de mucho reflexionar, necesito hablar contigo de algo muy importante sobre mi vida, y espero contar con tu apoyo y comprensión”, e inmediatamente observar su reacción inicial. El pastor César Sequera recomienda no hacerlo durante eventos familiares o sociales de mucha trascendencia (cumpleaños, Navidades, Semana Santa, Año Nuevo, día de las Madres, etc.), sino en el momento oportuno.



Otra manera de hacerlo es tocar “casualmente” el tema de la homosexualidad para decírselo a la persona adecuada. Alguno(a)s optaron por ver una película juntos sobre temática gay (como Sheila: una casa pa’ maita), y al finalizar, expresar su orientación sexual. Hay quienes prefieren decírselo primero a su hermano(a) o primo(a), para contar su apoyo para cuando luego se lo diga a sus propios padres.



Como ya se dijo, las reacciones son muy variables: desde una aceptación natural, hasta muchos comentarios a manera de chiste como “¿Eso es lo que nos ibas a decir? Por supuesto que todos sabíamos que eres gay, pero igual te queremos”. No obstante, pueden haber respuestas muy difíciles en el seno familiar, muchas de ellas producto de la ignorancia sobre el tema. Aquí les van seis ejemplos, con sus posibles contraargumentos:



1. ¿Qué queeeeee? ¡Tú me dices eso para hacerme daño (o hacernos daño)!



“Entiendo el dolor que estás (án) sintiendo, pero tú (o ustedes) no tienes (tienen) culpa de lo que soy, ya que ser gay (o lesbiana) no es algo de qué avergonzarse, sino que es una condición muy personal y tan natural como ser heterosexual. Si ahora no me comprendes(en), estoy seguro(a) que pronto lo entenderás(án)”.



Si a pesar de esta respuesta, el familiar o amigo sigue lamentándose a sí mismo, es mejor dejar que se recupere. Si no lo hace, es muy probable que sea él (o ella) quien necesite ayuda psicológica.




2. Seguramente estás pasando por una etapa normal de confusión, típica de los jóvenes. Vamos con un psicólogo(a) para que te ayude a corregir esa duda, y estoy seguro(a) que tendrás tu noviecita(o) que te ayudará a pasar esta página.



“Estoy completamente seguro(a) de lo que digo, no es algo pasajero, sino que es mi condición sexual que estoy expresando públicamente. Y si voy a un psicólogo, la respuesta que dará es que ser gay (o lesbiana) es una conducta muy normal”



Es importante que, ante este tipo de situaciones, les hagas ver claramente tu seguridad al hablar, sin expresar temores que pudieran ser malinterpretados como “momentos de confusión juvenil”. Si a pesar de ello, tus padres insisten en acudir con un psicólogo(a), sería conveniente cooperar y hacerle ver al profesional que tú estás claro de lo que eres y lo que te gusta. Es muy posible que el psicólogo(a) termine reuniéndose con tus padres para aclararles sus dudas.




3. ¡Oh Dios mío! ¿En qué me equivoqué (o nos equivocamos)? ¿Qué hice (o hicimos) mal en la crianza que te di (dimos)?



“¡En lo absoluto! Mi amor y respeto hacia ti (o hacia ustedes) no varía en nada, sino que al contrario, el hecho de decirte (decirles) mi orientación sexual es una muestra de la confianza que les tengo. De todos modos, existen muchas hipótesis sobre las causas de ser gay (o lesbiana): unos dicen que nacemos así, otros creen que nos hacemos así, pero independientemente de la razón, ustedes han hecho un gran esfuerzo por inculcarme valores y principios, lo cual estoy muy agradecido(a)”.



Sería bueno leer juntos información o ver películas sobre este tema, hablar al respecto, etc. para quitar la duda a los padres sobre una posible falla en su crianza.




4. ¡Qué desgracia! ¡Vas a morir triste, solo(a) y sidoso(a)!



“Ser gay (o lesbiana) no tiene nada que ver con estados de ánimo, compañía, y mucho menos por tener alguna enfermedad. Paradójicamente, la mayoría de las personas que viven con VIH en el mundo no son homosexuales, aunque yo me cuido muchísimo. Mi felicidad está dentro de mí, por lo que no necesito depender o mendigar el amor de nadie, pero de todos modos, no te preocupes, porque solo(a) no voy a quedar”.



Muchas veces, este tipo de reacciones se debe a desinformación. Este sería un buen momento para investigar juntos sobre las Infecciones de Transmisión Sexual, estadísticas, recomendaciones para llevar una vida sexual sana y responsable, relaciones de pareja, entre otros. ¡Recuerda que la información es poder!




5. ¡Ser homosexual es un pecado! La Biblia lo dice: varón que se acuesta con varón es aberración… ¡Si no te arrepientes, arderás en el infierno!



“Respeto mucho tu creencia, pero también he aprendido que Dios es amor, y que solamente él tiene derecho a juzgar a los demás. La Biblia debe ser analizada de acuerdo con su contexto lingüístico, histórico y social, para poder entenderla. También es cierto que, a lo largo de cientos de años, han ocurrido desaciertos en las traducciones bíblicas e interpretaciones literales erróneas que han torcido el verdadero mensaje liberador de Cristo: amar a Dios y al prójimo como a ti mismo”.



Si no manejas a profundidad el tema de Dios, la Biblia y la Homosexualidad, te invito a ponerte en contacto con la Iglesia de la Comunidad Metropolitana “Cristo Redentor”, y su pastor César Sequera, quien te explicará detalladamente el mensaje de Dios sin dogmatismos ni fundamentalismos. Visita su blog: http://icmvenezuela.blogspot.com/ y el grupo de Facebook: Iglesia de la Comunidad Metropolitana Cristo Redentor



De todos modos, Venezuela (como la mayoría de los países en el mundo) es un Estado laico, por lo que en la parte final del artículo 59 de su Constitución expresa que: “Nadie podrá invocar creencias o disciplinas religiosas para eludir el cumplimiento de la ley ni para impedir a otro u otra el ejercicio de sus derechos”. Simplemente no se pueden alegar puntos de vistas personales y religiosos para menoscabar el derecho a una vida sin discriminación.



De hecho, hasta hay jurisprudencia mundial: recientemente la Corte Suprema de Justicia de Costa Rica falló en contra de una propuesta hecha por grupos católicos y evangélicos para convocar un referendo consultivo para preguntar a los costarricenses si están de acuerdo con la aprobación de una eventual ley que permitiría a los gays y lesbianas de su país a casarse. Los jueces se basaron en el principio internacional que establece que los derechos fundamentales del hombre y la mujer no pueden ser llevados a consulta pública, sino que deben ser garantizados por encima de lo que sea. Tal principio también es reconocido por la Carta Magna venezolana.




6. ¡No puedo comprender cómo hacen dos hombres (o dos mujeres) para tener relaciones sexuales!



“Hay cosas que no pueden ser comprendidas porque no estamos dentro de ellas. Entiendo que no lo puedas(n) imaginar, pero lo más importante es que voy a estar bien, y te aseguro que nada de las cosas íntimas que hago o haré son fuera de lo normal”.



Muchos padres asumen que la relación sexual “normal” consiste en un hombre que penetra a una mujer, fruto del adoctrinamiento de muchos años. Por tal motivo, no te extrañes que tus padres no puedan concebir las relaciones sexuales entre dos personas del mismo sexo. Tampoco es imposible de comprenderlos: ¿Te imaginas a tus padres haciendo el amor “salvajemente”, con látigos, antifaces y escenas sado-masoquistas? ¿Verdad que no? De igual manera, es probable que ellos no entiendan cómo hacen dos hombres (o dos mujeres) para tener sexo. Incluso, hay padres y madres que aceptan que su hijo varón sea gay “siempre y cuando sea el macho de la relación” y no toleran que sea “pasivo”, lo cual es totalmente equivocado, ya que cada quien se desempeña en el rol que más le guste.



De todos modos, así como tus padres tienen derecho a mantener su vida sexual en privado, también es tu caso, por lo que simplemente pasa la página y no tienes por qué dar tantas explicaciones al respecto.




En términos generales, puedes intentar desmontar toda la serie de mitos y demonios cerca de la homosexualidad. Puedes, incluso, comentar la larga lista de personalidades gays y lesbianas que han marcado la historia, ver películas o series televisivas que abordan la temática gay de manera abierta, y hasta acudir a grupos de apoyo.



Si a pesar de todas estas recomendaciones, tus padres, familiares o amigos simplemente no aceptan tu condición homosexual, pues es un asunto de ellos… ¡no tuyo! Les corresponde A ELLOS cambiar su visión… no a ti.



ABRAHAM PUCHE

De izquierda a derecha: Xavier Larroque (grabando con la cámara), Johan León, Carlos Cabello y Abraham Puche
De izquierda a derecha: Johan León, Carlos Cabello y Abraham Puche. Detrás está Richard Ochoa con el micrófono de jirafa

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